29 de julio de 2008

Genocida y represor prófugo

LA SOLICITUD DE DIFUSIÓN LA REALIZA LA FISCALÍA GENERAL FEDERAL A CARGO DEL FISCAL GENERAL DR. HUGO OMAR CAÑÓN.

Ante cualquier dato respecto del nombrado Julián Oscar CORRES comunicarse a los siguientes teléfonos: 0291 – 4524437 / 45501

JULIAN OSCAR CORRES


  • Fecha de nacimiento: 06/09/52 Córdoba
  • DNI: 10.525.324
  • Cédula: 9381492
  • Profesión: Teniente Coronel Retirado
  • Domicilio: Gorosito 1246 Bella Vista – Provincia de Buenos Aires.
  • Fue procesado con fecha 06 de Junio de 2008 por considerarlo ‘prima facie’ partícipe necesario de los delitos de privación ilegal de la libertad (dos casos), privación ilegal de la libertad y tormentos (veintiún casos); privación ilegal de la libertad, tormentos y lesiones gravísimas (un caso), homicidio (un caso); privación ilegal de la libertad y homicidio (cinco casos); privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidio (once casos); privación ilegal de la libertad, tormentos y desaparición forzada (seis casos); desaparición forzada de un niño nacido en cautiverio (un caso); delitos todos ellos de LESA HUMANIDAD y configurativos de GENOCIDIO.
  • Señas particulares: tez blanca, pelo castaño, estatura baja (aproximadamente 1, 65 mts.), delgado.
  • Se fugó de la Delegación Local de la Policía Federal en el día de la fecha aproximadamente a las 06.00 horas de la mañana.
  • Se encontraba vestido con jogging color gris al momento de la fuga.

28 de julio de 2008

Menéndez, condenado a perpetua y a cárcel común

El día 24 de julio de 2008 llegó a su fin, a casi dos meses de haber comenzado, el primer juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Córdoba durante la dictadura, que en este caso estuvo centrado en el secuestro, tortura y asesinato de Hilda Flora Palacios, Humberto Brandalisis, Carlos Lajas y Raúl Cardozo a fines de 1977.
El ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, y otros cuatro represores fueron condenados a prisión perpetua, mientras que otros tres fueron sentenciados a penas de entre 18 y 22 años.
Menéndez & Cía. fueron condenados por el secuestro, tortura y asesinato, a fines de 1977, de Hilda Flora Palacios, Humberto Brandalisis, Carlos Laja y Raúl Cardozo, militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Según declararon los sobrevivientes de La Perla, los miembros del grupo de “operativos especiales” (OP3) del Destacamento los torturaron sin piedad durante un mes. En la madrugada del 15 de diciembre los sacaron para matarlos en un “operativo ventilador”, como llamaban a las ejecuciones en la vía pública en las que simulaban enfrentamientos. No dejaron detalles librados al azar: eligieron la esquina que mejor los representaba: Sagrada Familia y Ejército Argentino. Los militantes del PRT fueron enterrados como NN en el cementerio de San Vicente. Hasta el momento sólo Hilda Palacios fue identificada por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
El Tribunal Oral Federal Nº 1 de Córdoba leyó la sentencia por orden de jerarquías. Dictó cinco prisiones perpetuas, por los mismos delitos que a Menéndez, para los suboficiales retirados Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, Oreste Valentín Padován y para el ex personal civil de inteligencia Ricardo Lardone, todos ex miembros del OP3. Al coronel Hermes Oscar Rodríguez y al capitán Jorge Ezequiel Acosta los condenó a 22 años de prisión y al suboficial Carlos Alberto Vega a 18 años, porque para las fechas de los homicidios habían cambiado de destino. Los cuatro años a favor de Vega son por su jerarquía, menor a la de los oficiales. El tribunal resolvió que todos cumplan su condena en la cárcel de Bower, la más moderna de la provincia. Hasta el comienzo del juicio, cuando por seguridad el tribunal concentró a los imputados en el Cuerpo III, Menéndez, Rodríguez y Vega gozaban de arresto domiciliario, en tanto Padován y Lardone habían sido excarcelados por la Cámara de Casación.

¿Quién es Luciano Benjamín Menéndez?

Luciano Benjamín, alias “Cachorro”, matricula de identidad 4.777.189, nació el 19 de junio de 1927 en San Martín Provincia de Buenos Aires, hijo de José Maria y de Carolina Sánchez Mendoza, estado civil casado, de profesión militar pasó a retiro con el grado de General de División. Cumplió hasta el último 24 de julio arresto en su casa ubicada en la calle Ilolay Nº 3269, del barrio Bajo Palermo en la ciudad de Córdoba. Actualmente tiene 81 años.
Fue el comandante del 3º Cuerpo de Ejército entre 1975 y 1979. Esta repartición tuvo epicentro en Córdoba, pero abarcaba a 10 provincias del Noroeste y Cuyo: Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán. Por lo tanto, mientras estuvo al mando del 3º Cuerpo, Menéndez fue el máximo responsable de todas las violaciones a los DDHH en estas jurisdicciones y de la existencia de todos los centros clandestinos. En la actualidad centenares de causas lo imputan dado a que bajo sus órdenes actuó todo el aparato represivo de estas 10 provincias.
Dentro de la provincia de Córdoba, denominada por los militares área “311”, la autoridad de este represor cobraba aun más protagonismo. Según consta en los legajos de inteligencia incautados por la justicia, el propio Menéndez presidía la denominada “Comunidad Informativa” en donde confluían autoridades de las Fuerzas Armadas, Policía Provincial, Policía Federal y SIDE.
Si bien no fue él en persona el autor material de todas las torturas y asesinatos, sin su intervención los mismos no habrían acaecido, era quien dirigía y daba las instrucciones para el funcionamiento de toda el Área 311, estableciendo los objetivos, suministrando los medios y evaluando la conducta de sus subordinados. Junto a sus seguidores conformó la “Organización Nacionalista” o “Partido Militar” de expreso corte fascista que criticaban al sector de Videla por “blando”.
En ocasión de una conferencia en la Universidad de Córdoba, en la Facultad de Ciencias Económicas se explayó sobre la estructura y el proyecto político de las FFAA donde manifestó que “por suerte las Fuerzas Armadas sanmartinianas habían exterminado a la población indígena y que de esta manera se crea una Argentina blanca y culta”. En el mismo sentido dijo que aplaudía el histórico accionar de las Fuerzas Armadas con respecto a no permitir que en nuestro país entraran inmigrantes de raza negra, lo cual evitó que se reprodujeran, de lo contrario la Argentina sería como Brasil o Uruguay.
Durante la dictadura una de sus políticas emblemáticas fue el llamado “Pacto de Sangre”. Era, según los oficiales de “La Perla”, una invención genial de la que estaban admirados y agradecidos. Consistía en hacer participar de los secuestros y fusilamientos a todos los oficiales de las unidades regulares para que, en una posible futura etapa, no “se dieran vuelta” y decidieran declarar contra Menéndez y los oficiales del Destacamento. Todos debían estar “manchados de sangre”.
A partir de febrero de 1977 los asesinatos de secuestrados en “La Perla” comenzaron a racionalizarse, fusilándose de a tres por día, con el objetivo de que alcanzaran los secuestrados para todo el personal militar.
Participaba de algunos operativos y en todos los casos sustraía el “botín” para él. En “El Castillo”, casa situada en el Barrio Villa Cabrera de Córdoba, donde el 9 de marzo de 1977 murieron 7 militantes, Menéndez se llevó para él una valija llena de dólares, generando resentimiento en el resto de la tropa que no tuvo “recompensa”. Las veces que participaba, permanecía resguardado detrás de algún vehículo y miraba a través de un espejo que sostenía en la mano, para no ser alcanzado por los disparos.
Con el retorno democrático las causas en su contra comenzaron a multiplicarse. La impunidad de la Ley de Obediencia Debida no le correspondía a los altos mandos y rápidamente acumuló centenas de causas. En 1988 fue procesado por 47 casos de homicidio, 76 de tormentos, 4 de ellos seguido de muerte y 4 sustracciones de menores.
Recibió la protección de la Corte Suprema de Justicia que lo desprocesó en algunas de esas causas invocando la Ley de Punto Final pero quedaron algunos procesos pendientes que conducirían, en 1990, a la elevación a juicio donde él era imputado. Fue entonces, pocos días antes del comienzo de las audiencias, que el presidente Menem lo indultó. Fue el único caso en que se aplicó un indulto a una persona que aun no tenía condena. En este caso el perdón presidencial no respetó la constitución que indica claramente que la figura del indulto sólo puede aplicarla el presidente a una persona condenada. Así se garantizó la impunidad por más de una década.
Con la anulación de las leyes de obediencia debida y punto final pudieron reabrirse algunas de las viejas causas que lo imputaban y desde el año 2003 se encontraba con prisión preventiva domiciliaria por la causa Brandalisis.
Durante el desarrollo del juicio se supo por el testimonio de los sobrevivientes de La Perla, que Menéndez visitó este centro clandestino en reiteradas oportunidades a modo de inspección, donde daba su visto bueno a los oficiales a cargo.

12 de julio de 2008

"Buenos vecinos"

Néstor Francisco BEROCH
Vive en Pellegrini Nro 2875 (Camino Gral. Belgrano)
Teléfono (0221) 472-1530
Integrante de la organización de ultraderecha Concentración Nacionalista Universitaria (CNU). Miembro de la organización parapolicial Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), visitaba asiduamente el Pozo de Banfield, colaborando como informante, secuestrador y torturador. Prestaba colaboración en el Centro Clandestino de Detención que funcionaba en la Brigada de Investigaciones de La Plata, que dependía de la Dirección de Investigaciones de la policía bonaerense (cuyo jefe entre 1976 y 1979 fue Miguel O. Etchecolatz). Integrante del grupo que participó del secuestro de los estudiantes secundarios en el operativo llevado a cabo el 16 de septiembre de 1976, conocido como "La noche de los lápices". Suspendido como docente de la Escuela de Educación Técnica N 6 "Albert Thomas" y de la Escuela Técnica N 1 de La Plata. Está imputado en la causa N 15.275, donde se investigan los delitos cometidos en la Unidad Nº9 del Servicio Penitenciario Bonaerense. También fue imputado por los delitos cometidos en el CCD "Arana".
Guillermo GALLO
Vive en calle 9 N 1239, City Bell (La Plata)
Teléfono: 480-3551.
Rector de la Universidad Nacional de La Plata entre los años 1976 y 1983. Fue responsable de numerosas cesantías de trabajadores de la UNLP. Entregador de trabajadores y estudiantes que continúan desaparecidos. En sus propias palabras, mantuvo "una fluida relación con las autoridades nacionales y con el jefe de policía de la Provincia de Buenos Aires" (Ramón Camps) durante la última dictadura. Responsable del desarme del ex Comedor Universitario, cuya maquinaria, herramientas y mobiliario fue entregada a dependencias militares. Responsable, dentro de la UNLP, de la restricción económica, el arancel estudiantil, el cierre de carreras, la instalación de cupos, la censura de intelectuales y la prohibición de cualquier actividad política a partir del cierre de los centros de estudiantes.

No hay memoria sin historia

Desapariciones, Torturas, muertes... los años de la dictadura no pasaron de largo por esta zona (City Bell, Gonnet, Villa Elisa). Esta afirmación no responde a recopilaciones de datos ni a la sistematización de información histórica, sino a lo que en forma aislada pero de buena fuente, vamos recibiendo.
Existen algunos registros de personas desaparecidas en la zona, comentarios de fusilamientos que tuvieron lugar en calles que transitamos sin reparar en espacios que guardan en alguna porción del tiempo, los registros del horror.
Pero vale la pregunta ¿Es casual que no exista una reconstrucción histórica de lo ocurrido?
La respuesta, quizá, solo sea una aproximación a entendernos como sociedad y a repensarnos como comunidad. Talvez en esa pregunta esté escondida la MEMORIA, la AUTOCRÍTICA y seguramente el RECONOCIMIENTO a quienes comprometieron sus ideales hasta el punto de dar sus vidas por ellos.
No hay memoria sin reconstrucción histórica; cómo recordar lo que no sabemos; cómo afirmar aquello que no nos hemos empeñado en desentrañar; cómo hacer valer la condena social si muchos de los “respetables” vecinos de nuestros barrios, fueron torturadores o integraron las patotas que, en forma sistemática y premeditada, secuestraron a opositores políticos; qué decir del Batallón de Telecomunicaciones 601 o de la Casona del actual “Parque Ecológico”; algunos comentarios mencionan que allí funcionaron centros clandestinos de detención.
Como agrupación sentimos la necesidad de reconstruir esta historia... y así ya nunca más pasaremos por las calles, las casas, los centros clandestinos de detención, sin recordar que el terror estuvo aquí; ya nunca más respetaremos a los torturadores y sus cómplices... y por fin tendremos MEMORIA.

Un Espacio para la Memoria y la Acción

En abril de 2006 comenzamos a formar un espacio en el cual recuperar nuestra historia local en torno a las violaciones de los derechos humanos por parte de último gobierno de facto. La motivación fundamental que nos movió a tomar esta iniciativa, fue la necesidad de no condenarnos al olvido y en ese olvido dejar un manto de impunidad para quienes llevaron adelante un plan sistemático de eliminación de opositores políticos.
Fue así que empezamos a rastrear información sobre casos de desaparecidos en City Bell, Gonnet y Villa Elisa, conformando un listado de alrededor de sesenta casos.
Comenzamos a pensar entonces que, en algún punto, como comunidad o bien elegimos o bien nos impusieron, esta condena al olvido. O, por que no, un poco de las dos cosas. Cualquiera fuera la situación, evaluamos que la mejor forma de recuperar nuestra historia era, rescatar las historias individuales de quienes fueron víctimas del terrorismo de estado; indagar en sus aspectos más humanos (solidaridad, ideales, compromiso militante con la construcción de una sociedad justa) que fueron precisamente los que los hicieron blanco de un sistema asesino.
También definimos que la recuperación de la historia no debe ser un fin en si misma, sino el medio para impulsar la acción ¿De que serviría saber que se cometieron actos de terrorismo de estado si no condenáramos socialmente a quienes los cometieron? Fue en consecuencia con esto que junto a otros sectores organizamos un escrache a Néstor Beroch, Guillermo Gallo y su mujer Susana Raquel Fitipaldi, tres activos colaboradores de la Dictadura, que residen en City Bell al amparo de su anonimato.
El 22 de marzo del año 2007, realizamos una jornada con radio abierta e intervenciones visuales en los alrededores de la casa de Máximo Leonardo Agoglia, militante de la Juventud Peronista, que fuera asesinado, ese mismo día pero en 1976, aparentemente por fuerzas de la triple A.
Con motivo de cumplirse 31 años del último golpe militar, realizamos junto a otras organizaciones, una jornada cultural de repudio al terrorismo de estado, recordación de los treinta mil luchadores sociales desaparecidos y de denuncia por la desaparición de Jorge Julio López.
También, al cumplirse 31 años de la denominada “Noche de los Lápices” convocamos a estudiantes secundarios para la realización de una actividad que tuvo como eje el repudio de lo ocurrido pero también el fomento de la organización de los sectores secundarios de la zona. A raíz de esta actividad un grupo de estudiantes se núcleo en lo que llamaron Liga Autónoma por la Integración y el Compromiso de los Estudiantes Secundarios (LAPICES)
Desde la desaparición de Jorge Julio López en septiembre de 2006, participamos junto a otros sectores del reclamo por su aparición y castigo a los culpables, entendiendo que este hecho es un mensaje ligado a las prácticas de quienes instalaron el terror durante la última dictadura militar.
A veces el olvido es el lugar donde guardamos lo que nos duele, pero también lo que nos confronta y hace crecer. Comprendemos lo doloroso que, en muchos casos, puede significar volver a entrar en aquel altillo en el que dejamos viejos recuerdos; pero creemos que la única forma de madurar como sociedad es mirar nuestro pasado para definir que es lo que NO queremos volver a ser. De esta manera el NUNCA MÁS, dejará de ser una frase para ser un compromiso de todos.

26 de junio de 2008

A seis años de la "Masacre de Avellaneda"

El 26 de junio de 2002, organizaciones de desocupados cortaron el Puente Pueyrredón en el marco de un plan de lucha contra el Gobierno presidido por Eduardo Duhalde. Como resultado de un plan represivo ordenado y encubierto por el entonces Presidente de la Nación, efectivos de la Policía Bonaerense asesinaron a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, de 21 y 23 años, e hirieron con balas de plomo a 33 personas. Si bien el comisario Fanchiotti y el cabo Acosta fueron condenados a prisión perpetua después de un extenso juicio empujado por decenas de movilizaciones, es hasta la fecha que ninguno de los responsables políticos de la masacre está procesado.
A seis años del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán denunciamos el manto de impunidad garantizado no sólo por la justicia, sino también por el ex-Presidente Néstor Kirchner (quien había prometido "investigar hasta las últimas consecuencias sin importar quién caiga") y la actual Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.


Exigimos juicio y castigo a los responsables políticos del crimen y de la represión en el Puente Pueyrredón.
¡DARÍO Y MAXI PRESENTES!